No lo esperaba, la semana no resultó ser lo que esperaba, el día ajetreado y cansado, caminando por la calle sin pensar nada en especial, de pronto, ese sonido con tu nombre, es increíble como mi memoria me remite a cada sonido y aroma que me llevan a ti. Levanté la cara y en efecto, mis sentidos no me engañaron. Sabes, actué con naturalidad, es que tu presencia no me provocó, me miraste fijamente y a pesar de no enfrentar tu mirada, de ignorarla, la reacción fue impensada, de pronto te miré... Saludaste y sin siquiera razonar mi mano actuó sin consentimiento y saludo.
Ya no me hiciste temblar, ya no tuve ganas de verte más, ya no te espero, ya no siento.
Quizá creas lo contrario porque aún te escribo, si te lloro un poco pero sólo eso, mi mente no piensa en otra cosa, pero ya no te quiero, ya no deseo estar entre tus brazos, ya no recuerdo tus besos ni mucho menos como mordías mi labio inferiror suavemente mientras tus manos recorrían despacio mi cintura, tampoco recuerdo ese aroma dulce y frutal que te caracteriza cuando sales de bañar, ya no recuerdo cuando esa noche bebimos vino y tuve que decirte adiós, esa última copa.
Sólo te recuerdo cuando bebo ese vino, cuando tomo en esa copa, cuando en días como éste, apareces sin aviso, no creo que sea el destino.
Stella Alba
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