martes, 11 de octubre de 2022

Un café de domingo

Ya lo había vuelto  costumbre, cada domingo, era una rutina y le hacía feliz. Se encontraba en el centro de la ciudad, le gustaba ir a una cafetería distinta por las mañanas  y ese domingo no fue la excepción, eligió una cafetería cerca de la plaza, ahí mismo en el centro de la ciudad y tomo asiento en una mesa del portal, pidió lo mismo de siempre, un café americano, sin darse cuenta se había vuelto predecible, en menos de cinco minutos su café ya estaba sobre su mesa, sacó el celular y contestó algunos mensajes, nada realmente interesante.

Preparó su café como siempre, dos cucharadas de azúcar, tomó la taza y al dar el primer sorbo, confundido por el aroma del café detectó un peculiar aroma y éste le resultaba  encantador, su corazón se aceleró,  al voltear ahí estaba ella, justamente a un lado de su mesa, se quedó paralizado sin saber que hacer, era su intuición o el sexto sentido como algunos le llaman,  tal vez sólo un buen presentimiento, ella pasó de largo y  movido por una emoción que ni él controlaba se levantó rápidamente de la mesa, en ese momento no pensaba,  sacó su billetera y tomó dos billetes, los cuales le aseguraban que la taza de café estaría pagada, aceleró el paso y logró darle alcance en la siguiente esquina, dió un par de pasos justo a su lado y entonces, le dijo,                - disculpa, te conozco de alguna parte-   A ella le pareció un poco familiar su voz así que levantó un poco más su mirada, en el momento en que ella giró para verlo, su corazón se estremeció por completo, sus ojos nunca le habían visto y su memoria hizo un resumen breve de imágenes en las cuales él no figuraba, así que añadió,  - no, no te conozco, pero tal vez y solo tal vez  en alguna otra vida ya nos hemos conocido-.    

A decir verdad era la primera vez que ellos se habían visto, pero sus almas, en ese momento se habían reconocido, solo ellas sabían que eran el uno para el otro.

Stella Alba

Idea original Alex Pintor 


 



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