De vez en cuando él enviaba audios, tenía una voz sexy además de ser muy astuto, pareciera que la conocía perfecto. Era un martes de marzo, cerca de su cumpleaños, ella sin esperar nada pero con la incertidumbre de siempre se conectó, él comenzó hablando de su sueño, sus palabras tan delicadas y descriptivas la mantuvieron despierta sin parpadeo, sin embargo lo que más atractiva volvía la conversación era que justo en la parte más climática él terminaba la conversación diciendo: y después...
Ello provocaba que ella quisiera estar atenta al siguiente día. Los días transcurrieron sin darse cuenta, estaban ahí el uno para el otro con una conexión más que cibernética. Finalmente programaron una cita, el temor de encontrarse y verse frente a frente posterior a aquellas conversaciones estaba presente en ella a cada momento.
Ahí de frente hablaron del mismo modo que en sus chats y entonces llegó el momento de despedirse, él tomó su mano y de forma inconsciente se entrelazaron, él se acercó lentamente, su voz baja era sensual y ella completamente estremecida no supo que hacer y solo quiso sentir nuevamente esa sensación. Sus manos en el rostro, estaban tan cerca que podían escuchar las respiraciones, las palpitaciones eran cada instante más contínuas hasta que sus labios conectaron, aquél momento sin importar lo que pasaba alrededor, lo único importante era dos cuerpos atraídos.
Se despidieron para volver a esas conversaciones que a partir de ahora jamás podrían ser igual.
Stella Alba

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