sábado, 1 de febrero de 2020

Un día cualquiera


Era una mañana más, las actividades de siempre, nada diferente, Camila se dirigía rumbo a su rutina, hacía tiempo que no se veían, con el paso de los días ella se acostumbró a no verlo, dejó de extrañarlo. Había tenido un amor que tanto había amado, mismo que un año atrás la había abandonado, casi muere de tristeza y depresión, ahora ella por fin lo había superado. 

Los días trascurrían sin mucho que sorprendiera, a pesar de  amores, Camila solo se interesaba en si misma, dejó de lado el amor, quizá una parte de su ser dejó de creer, poco a poco se convenció de que eso no era para ella, sin embargo, muy dentro había un dejo de melancolía por aquél tan fatídico día en el que su gran amor, al que ella llamaba su vida, respondía a otra mujer, estando junto a ella, recordaba como si fuera ayer, el tinto cayendo al piso, el frío congeló sus pies y sus manos, no podía respirar, ni siquiera pudo hablar. El tiempo cura las heridas dicen por ahí, aunque cierto es, para ella, rememorar el momento le causaba aún leve sufrimiento.

Las risas y alegrías volvieron a su vida, la cotidianidad de pronto suplió aquellas veladas acompañada, ahora, los libros y las series eran parte de la rutina. 

Ese sábado se levantó como siempre, acudió a sus clases sin pensar que no sería un día cualquiera. Como todos los días regresó a casa, hacía calor así que decidió darse un baño,  se quitó la blusa, dejó caer el pantalón, recorrió los pasillos de su departamento en ropa interior, lista para refrescarse, de pronto, el timbre sonó, en ese momento sin saber razón alguna, su corazón se aceleró, como si supiera de quien se trataba, pareciera que el timbre decía su nombre, hacía 6 meses que no sabía nada de él. Se puso una bata y abrió la puerta, ahí estaba él, frente a ella. 

La emoción y el nerviosismo la invadió, no había manera de expresar palabra alguna, él en cambio dijo: - Hola, ¿Cómo estás?, con voz quebrada apenas Camila pudo responder, no podía creer que el hombre de su vida estaba frente a ella una vez más, ese 08 de diciembre, un día cualquiera. Se miraron fijamente, sin decir nada enmudecidos dijeron todo con solo sus miradas. Se deseaban, se extrañaron, pero sobre todo sus cuerpos hablaron.

Él cerró la puerta, quedaron juntos frente a frente, ella sin hablar, el silencio era grande, tanto que se escuchaba su respirar, sin pensarlo, soltó el nudo de la bata, ella, no lo detuvo, mientras caía lentamente, casi esperando que se negara, pensaba en que debía alejarse, su cuerpo no reaccionaba, la miró fijamente, roso sus labios suavemente, despacio y en el oído le dijo que la extrañaba, sin razonar permitieron que fueran sus cuerpos quienes decidieran el momento, el corredor fue el lugar perfecto, las caricias no se hicieron esperar, parecía como si nada antes hubiese pasado, solo importaba el instante, la pasión y el amor que Camila aún sentía y despertaba nuevamente.

Abrazados como tantas veces, se miraron fijamente, como siempre sin hablar, las miradas fueron suficientes, ella, dijo: - me voy a bañar -, él asintió con la mirada asumiendo se tenía que retirar. 
Y como si eso fuera al fin la despedida, Camila, cerró la puerta un poco confundida, decía adiós sin mucha tristeza, decía adiós sin más melancolía, él en cambio volvió algunas tardes más, pero ella nunca respondió, su timbre enmudeció siempre que de él se trató. 

Por las noches aún lo sueña, de pronto lo extraña, ya no llora más en su cama, pues como siempre se hunde en la rutina, pidiendo que en su otra vida, coincidir el universo permita y vuelva a estar con ese hombre de fantasía que amó un día. 

                                                                                                                                          Stella Alba



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Labios de Tentación

Ella era una mujer como cualquiera, tenía semanas saliendo tarde de trabajar, sus días no tenían nada fuera de lo común,  todas las maña...