Había una vez dos amigos, ellos inseparables, vivían cada instante y cada momento, estaban siempre juntos, en las buenas y en las malas. Uno de ellos, Corazón, siempre buscaba problemas, se aventuraba en muchas ocasiones, le buscaba sentido a la vida; Cerebro siempre lo apoyaba aunque no estuviera de acuerdo con sus acciones pues éste siempre salía herido, sin embargo Corazón creía que a lo largo de su vida nunca había tenido algo porque vivir o luchar, sentía que le faltaba algo porque sentirse vivo. Un día sin buscarlo ni esperarlo se presentó la oportunidad de una mágica y gran aventura, Cerebro por supuesto le advirtió, le dijo que era muy arriesgado y que si lo hacía no saldría intacto, probablemente saldría herido y esta vez si sería de gravedad pues el riesgo que iba a tomar era algo nunca antes vivido. Corazón se negó a escuchar como era de esperar y disgustado con Cerebro emprendió la aventura ese 1 de mayo, hace casi 6 años.
Cerebro sin saber que hacer se mantuvo a la expectativa confiado de que aquello no duraría, que en poco tiempo todo terminaría y no habría nada que lamentar. El tiempo fue pasando, la aventura era algo más, Corazón era feliz, como nunca lo había sido, al fin tenía vida, por fin sabía que era amar, había esperado tanto por un amor como el que vivía, estaba convencido que aquello no iba a acabar y él no lo pensaba abandonar. Pocas veces acudía con Cerebro quien cansado de advertir se mantuvo a su lado pero ahora sin intervenir. Corazón era lo que nunca fue y en muchas ocasiones hasta Cerebro dudó, creyó que tal vez y sólo esta vez Corazón no tendría que padecer.
Corazón se había enfrentado a todos por ese amor, lo más importante, se enfrentó así mismo por vivir aquello que a pesar de Cerebro lo hacía feliz y estaba convencido que había encontrado su lugar y lo que siempre había buscado y esperado. Cerebro ahora engañado por ese amor fugaz, veía a Corazón ahora ciego, e intentó guiarlo, lo apoyó esta vez pensando que después de todo todo quizá valía la pena y se unió a la aventura. Los meses pasaron sin darse cuenta, el tiempo ya no importó más, dejaron de contar y de esperar el final. Los años transcurrieron pero como en todo cuento, no existe dicha ni felicidad eterna, las cosas comenzaron a ir mal. Corazón esforzado porque aquello no terminara buscó a Cerebro esperando una explicación, una razón, que como es de esperar no encontró. Cerebro intentó ayudarlo, lo consolaba y en muchas ocasiones le ofreció resignación, aquel amor perfecto y soñado hoy no era más que un espejismo, poco a poco se apagaba sin que Corazón y Cerebro pudieran hacer nada.
Corazón triste, decepcionado pero sobre todo herido y esta vez de gravedad recurrió a su amigo que ya no podía más que lamentar el no haberlo escuchado y poderlo salvar, en sus últimos latidos Corazón agradeció a su gran amigo el no haberlo abandonado muy a su pesar, en todo momento estuvo y no lo dejó jamás. La herida era grave y esta vez mortal, Corazón había tenido mucho más que una simple vida, tuvo alguien a quien amar, aprendió a darlo todo sin tener que reclamar, el amor que había sentido nunca lo iba a olvidar mas la herida fue profunda y nunca se pudo recuperar, exhalando un suspiro y hasta el último momento nunca lo dejó de pensar. Cerebro sufrió su muerte pero no pudo evitar que su amigo amara tanto que hasta su fin lo fue a llevar.

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