domingo, 21 de marzo de 2021

Cena Frustrada

 Angela era una mujer soñadora y fantasiosa, siempre leía y le gustaba pensar que esas aventuras de los personajes le pasaban a ella. Trabajaba en un lugar público en el que estaba acostumbrada a conocer gente todos los días, hacía su trabajo con mucho esmero, le gustaba hacerlo, en un día cualquiera  común conoció a un joven nada peculiar, las charlas y pláticas se volvieron cada día más comunes. Un día ella se fue, cambió de empleo y jamás volvieron a verse, nada realmente que lamentar pues la amistad era estrecha pero nada más. Un año después él apareció en su red social, dejando un saludo cordial nada espectacular, ella, emocionada, era real, le gustaba saber de él y poder charlar.

Los meses transcurrieron, meses sin hablar en otras solo saludos sin más,  ella entregada al trabajo sin darse cuenta que su  vida personal dejó de lado sin imaginar que los años pasaban, sus sueños y fantasías cada día menguaban pues el trabajo extenuante no dejaba para más. Tenía invitaciones y pretendientes que realmente nada lograban pues ella prefería continuar con su vida amorosa en receso sin final. 

Era marzo, se acercaba la primavera, un mensaje de su amigo como a veces solía pasar, cambiaron de la red a número particular, los mensajes y las charlas se volvieron cotidianas, la idea de verse se volvió una posibilidad  y después de ello un día él la invitó a cenar. 

El día de la cena ella salió antes de trabajar, un martes era, encantada por verlo ella se arregló con aquella emoción al salir de la rutina a la que ya estaba acostumbrada; eligió algo sencillo pero lindo, un perfume cítrico y acudió. Ese día el cocinó, al llegar él había preparado la mesa, cada adminículo en ella estaba perfecto, unas velas y un florero, nada extravagante pero encantador. 

Sentados frente a frente comenzó en ella un escalofrío que recorría su cuerpo, se estremecía sin saber, él la veía fijamente, de pronto él tocó su mano generando una reacción casi eléctrica en ella, sin mucho hablar, sin nada que decir sus labios conectaron solo dejándose llevar, aquello poca explicación tenía, Angela sólo se dejó llevar, no sabía que iba a pasar. Del comedor pasaron al sillón, nadie decía nada, tal parecía que los años sin verse habían guardado aquellas ganas que ese día decidieron desahogar. 

Él le confesó que aquello siempre lo había soñado, ahora 4 años después había decidido actuar y no esperar más, abrazados vieron el amanecer llegar, la cena fría en la mesa y sin probar, una cena frustrada pues nunca se efectúo, en segundo término quedó cuando se les olvidó el objetivo de la noche cambiándolo por algo mejor. Dos estómagos vacíos cerraron esa noche. 

Stella Alba



Labios de Tentación

Ella era una mujer como cualquiera, tenía semanas saliendo tarde de trabajar, sus días no tenían nada fuera de lo común,  todas las maña...